Imprescindibles
Nos
encantaba hacernos daño el uno al otro porque sabíamos que éramos
la única cura para el otro, y eso de sentirnos imprescindibles nos
hacía sentir una sensación similar al orgasmo. Resultaba curioso
que fuese más fácil hacernos dolor que felicidad, supongo que será
esa ironía que dicen que “ni contigo ni sin ti”, y al final
parecía eso, que “ni contigo ni sin ti” porque íbamos a
terminar por acabar con nosotros con tanto daño. Íbamos siempre con
la mentira por delante, porque de verdades no sabíamos vivir, y se
nos daba mejor aparentar que mostrar la realidad, al fin y al cabo
las mentiras suenan más bonitas que la verdad. Imaginábamos mejor
las cosas de lo que las hacíamos después, y nos conocíamos tan
bien que no nos quedaban ganas de conocer a nadie más. Ella veía
las cosas venir mientras yo me dedicaba a mirar el culo de las demás,
y supongo que por eso no me avisaba de lo que podía suceder después,
y me dejaba expuesto a las posibles consecuencias. Pero lo cierto es
que nos queríamos tanto que cuando sentíamos que nos alejábamos no
sentíamos distancia, sino vértigo, y entonces sabíamos que éramos
necesarios el uno para el otro.
Al fin y al
cabo éramos la vida y yo.
excelente tu blog la verdad me encanta, lleno de reflexiones amorios, desamores y mas!
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