Y entonces se va.
A veces los errores los provocáis vosotros por no valorar lo que teníais y, claro, luego os dicen que no sabíais lo que teníais hasta que no lo habéis perdido, cuando en realidad siempre lo supisteis pero no os daba la gana de darlo todo porque pensabais que nunca se iba a ir, y entonces se va, y lloráis como críos por un corazón que nunca os ha pertenecido pero que creíais dominar con vuestra actitud pasiva y con vuestra mierda de filosofía de vida de no esforzaros por nada y que os lo den todo hecho. Queréis que os den pero luego vosotros nunca dais, que os queréis sentir especiales pero no hacéis nada para que los demás se sientan, y claro, luego nadie os entiende, sois unos incomprendidos, aunque quizá la culpa de vuestro «asco de vida» la tengáis vosotros, y la gente se cansa de esperar, de esperaros para subiros a su tren, que todos tenemos paciencia, pero solo tenemos una y cuando se gasta no queda espacio para una nueva oportunidad. Luego, esa gente que dejáis vacía se encuentran con otras personas a las que les dicen que podrían a ver sido su droga, su tabaco favorito, pero que no, que gracias, que ya no fuman, aunque antes sí que lo hacían, pero lo dejaron hace tiempo, cuando se dieron cuenta de que a la larga resultaba demasiado caro ir dejándose los pulmones en cada calada a cigarros que les daría igual una boca que otra; y la culpa no es de nadie más que de esos que les han destrozado y que van regalando los oídos a personas que solo escuchan con el corazón. Entonces, los que sufren empiezan a odiar el amor, y no pasa nada, yo también lo odio, porque el amor es una mierda en verdad, pero es la mierda que más feliz os hace en el mundo.
Fragmento de mi libro 'Me dolía la garganta de callarme esto'.
Brian Aguilar.
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ResponderEliminarBuena reflexión
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