Ilusionaste para irte.
Llegaste para quedarte. Pero no físicamente. Y ahí estuvo el problema. Llegaste como la lluvia que se ansía en medio de la sequía, pero caíste con tal intensidad que desbordaste todo de ilusión y luego te marchaste, dejando daños colaterales que fueron letales, castigando al pueblo que tanto te esperaba. Viniste a ponerme la trampa y luego no me recogiste cuando creía que iba a comerme el queso. Y me dejaste sin escapatoria. Fuiste el gato que llena de adrenalina la vida del ratón, hasta que se cansa de perseguirle, y le deja a salvo, pero con una vida vacía, sin aliciente. Fuiste la droga que me quitó la depresión pero luego me jodió la vida. La curva que se presenta hermosa para cogerla a toda velocidad, y después descarrilar cuando más se cierra. La bala que gira de manera perfecta en espiral, admirándola antes del impacto. El cometa en vuelo sublime que con una racha de viento mal medida se lía en sí mismo. Un balcón con vistas al interior. Un café que se queda frío por pensar ens...