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Mostrando entradas de enero, 2018

Cuando algo se rompe y te da igual.

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Sabes que algo va mal cuando si algo se te rompe piensas que da igual, que te encajará en algún sitio de otro destrozo. Es difícil alejarse del momento exacto en que las palabras exactas te dejaron exactamente como no querías quedar antes de empezar. Te conviertes en ceniza y solo te preocupa en que dirección sopla el viento para que te aleje lo más posible de la playa de su ombligo en la bañera. Todo se vuelve complejo al tratar de entender algo que no tiene explicación, aunque nos empeñemos en buscar un por qué a veces la respuesta es solo porque la otra persona quiere que nos pase.  Brian Aguilar

Y entonces se va.

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A veces los errores los provocáis vosotros por no valorar lo que teníais y, claro, luego os dicen que no sabíais lo que teníais hasta que no lo habéis perdido, cuando en realidad siempre lo supisteis pero no os daba la gana de darlo todo porque pensabais que nunca se iba a ir, y entonces se va, y lloráis como críos por un corazón que nunca os ha pertenecido pero que creíais dominar con vuestra actitud pasiva y con vuestra mierda de filosofía de vida de no esforzaros por nada y que os lo den todo hecho. Queréis que os den pero luego vosotros nunca dais, que os queréis sentir especiales pero no hacéis nada para que los demás se sientan, y claro, luego nadie os entiende, sois unos incomprendidos, aunque quizá la culpa de vuestro «asco de vida» la tengáis vosotros, y la gente se cansa de esperar, de esperaros para subiros a su tren, que todos tenemos paciencia, pero solo tenemos una y cuando se gasta no queda espacio para una nueva oportunidad. Luego, esa gente que dejáis vacía se encuen

Dolemos más que nadie.

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Eres de las personas que piensa que todo va a salir bien, pero no dejas entrar nada porque piensas que va a entrar mal, y entonces cuentas que tienes todo el pecho lleno de cosas tiradas por el corazón que una vez fueron bonitas, pero que ya no lo son, y que cada vez que alguien entra se tropieza dejando una cosa más que pesa, y que tienes miedo a que te dé un vuelco el corazón. Cuando cuentas esto ya consigues la atención de la gente, y no hay nada peor que cautivar a alguien en las cosas del amor que duelen, pues todos pensamos que no vamos a doler, y dolemos más que nadie , pero es peor ser indeciso que arrepentirse, y de arrepentidos está el barrio lleno. Contra más tratas de huir del amor más te pones en la diana, y cada vez es más fácil tener puntería porque tus miedos son más grandes. Te das cuenta que ya no sabes qué hacer para encajar tantas promesas rotas.