Los mordiscos que faltaban

En Holanda el viento dejó de mentir, y algo me hizo abrir los ojos cuando te marchaste, que reaccionase, y descubrí que tus palabras hacía tiempo que no decían lo que sentías de verdad. Entonces recordé que un día dijiste que algo nos alejaba, que quizá eran los mordiscos que faltaban por darnos los culpables de que un abismo estuviese entre nosotros, que éste nos destruyese poco a poco, pero ahora entiendo que lo que pasaba es que tú provocabas ese abismo, porque tenías miedo de que fuese perfecto, de que fuese más grande que tú, más eterno, y tratabas de camuflar lo que pensabas con un poco de amor, pero en realidad era miedo, miedo a que te descubriese y me propusiese el reto de enamorarte y no supieses estar a la altura.
 
"Fragmento del libro: Seis pasos, seis pétalos y un adiós"

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